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Salmos para Levantar el Ánimo

Todos experimentan momentos difíciles que conducen al desánimo y al cansancio. Durante tales períodos, los Salmos de la Biblia pueden ser una fuente de consuelo alentadora y edificante. Proporcionan refrigerio espiritual y nos apoyan en nuestro viaje hacia una vida mejor.

Este artículo proporciona una serie de versículos inspiradores de los Salmos para ayudarlo a perseverar a través de las dificultades y encontrar consuelo en Dios. Continúe leyendo para aprender cómo la Palabra del Señor puede guiarlo al contentamiento y la fe incondicional.

Salmos bíblicos para levantar el ánimo

Salmos para Levantar el Ánimo.

La Biblia está llena de palabras inspiradoras, escritas para levantar el ánimo y traer luz a nuestras vidas. A través de los salmos podemos encontrar consuelo, paz y gozo en la presencia del Señor. Estas palabras eternas pueden brindarnos fortaleza y guía durante tiempos difíciles y recordarnos el amor infinito de Dios por nosotros.

Salmo 27

Apóyate en Dios durante los momentos difíciles y ten fe en que Él es tu fuente de esperanza y liberación, incluso en los momentos turbulentos de la vida. Un recordatorio de Su poder divino a través de un salmo puede ser una gran fuente de fortaleza.

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?

Jehová es la fortaleza de mi vida;

¿de quién he de atemorizarme?

Cuando se juntaron contra mí los malignos,

mis angustiadores y mis enemigos,

para comer mis carnes,

ellos tropezaron y cayeron.

Aunque un ejército acampe contra mí,

no temerá mi corazón;

aunque contra mí se levante guerra,

yo estaré confiado.

Una cosa he demandado a Jehová,

ésta buscaré;

que esté yo en la casa de Jehová

todos los días de mi vida,

para contemplar la hermosura de Jehová,

y para inquirir en su templo.

Porque él me esconderá en su

tabernáculo en el día del mal;

me ocultará en lo reservado de su morada;

Sobre una roca me pondrá en alto.

Luego levantará mi cabeza sobre

mis enemigos que me rodean,

y yo sacrificaré en su tabernáculo

sacrificios de júbilo;

cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;

ten misericordia de mí, y respóndeme.

Mi corazón ha dicho de ti:

«Busca mi rostro»;

tu rostro buscaré, Jehová.

No escondas tu rostro de mí;

no apartes con ira a tu siervo;

mi ayuda has sido.

No me dejes ni me desampares,

Dios de mi salvación.

Aunque mi padre y mi madre me dejaran,

con todo,

Jehová me recogerá. Enséñame,

oh Jehová, tu camino,

y guíame por senda de rectitud,

a causa de mis enemigos.

No me entregues a la voluntad

de mis adversarios,

porque se han levantado

contra mí testigos falsos,

y los que respiran crueldad.

Hubiera yo desmayado,

si no creyese que veré la bondad de Jehová

en la tierra de los vivientes.

Aguarda a Jehová; esfuérzate,

y aliéntese tu corazón;

sí, espera a Jehová.

Salmo 34

En momentos de sufrimiento, Dios es nuestro santuario y el fundamento de nuestra resiliencia.

Bendeciré a Jehová en todo tiempo;

su alabanza estará de continuo en mi boca.

En Jehová se gloriará mi alma;

lo oirán los mansos,

y se alegrarán.

Engrandeced a Jehová conmigo,

y exaltemos a una su nombre.

Busqué a Jehová,

y él me oyó, y me libró de todos mis temores.

Los que miraron a él fueron alumbrados,

y sus rostros no fueron avergonzados.

Este pobre clamó, y le oyó Jehová,

y lo libró de todas sus angustias.

El ángel de Jehová acampa

alrededor de los que le temen,

y los defiende. Gustad,

y ved que es bueno Jehová;

dichoso el hombre que confía en él.

Temed a Jehová, vosotros sus santos,

pues nada falta a los que le temen.

Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;

pero los que buscan a Jehová

no tendrán falta de ningún bien.

Venid, hijos, oídme;

el temor de Jehová os enseñaré.

¿Quién es el hombre que desea vida,

que desea muchos días para ver el bien?

Guarda tu lengua del mal,

y tus labios de hablar engaño.

Apártate del mal, y haz el bien;

busca la paz, y síguela.

Los ojos de Jehová están sobre los justos,

y atentos sus oídos al clamor de ellos.

La ira de Jehová contra los que hacen mal,

para cortar de la tierra la memoria de ellos.

Claman los justos, y Jehová oye,

y los libras de todas sus angustias.

Cerca está Jehová de

los quebrantados de corazón;

y salva a los contritos de espíritu.

Muchas son las aflicciones del justo,

pero de todas ellas le librará Jehová.

Él guarda todos sus huesos;

ni uno de ellos será quebrantado.

Mal matará al impío,

y los que aborrecen al justo

serán condenados.

Jehová redime el alma de sus siervos,

y no serán condenados

cuantos en él confían.

Salmo 42

Este salmo nos acerca a Dios y nos anima a encontrar nuestra fuerza y consuelo en Él, especialmente durante los momentos difíciles. También nos ayuda a expresar el anhelo de estar cerca de Él.

Como el ciervo brama por las

corrientes de las aguas,

así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios,

del Dios vivo;

¿cuándo vendré,

y me presentaré delante de Dios?

Fueron mis lágrimas mi pan

de día y de noche,

mientras me dicen todos los días:

«¿Dónde está tu Dios?»

Me acuerdo de estas cosas,

y derramo mi alma dentro de mí;

de cómo yo fui con la multitud,

y la conduje hasta la casa de Dios,

entre voces de alegría

y de alabanza del pueblo en fiesta.

¿Por qué te abates, oh alma mía,

y te turbas dentro de mí Sin embargo,

confía en Dios,

porque aún le alabaré;

¡Él es mi salvador y mi Dios!

Mi alma está abatida dentro de mí;

por eso me acuerdo de ti

desde la tierra del Jordán,

desde las alturas del Hermón

y el monte Mizar.

Un abismo llama a otro abismo

al estruendo de tus cascadas;

todas tus ondas

y tus olas han pasado sobre mí.

Pero el Señor mandará

su misericordia de día,

y de noche su canto estará conmigo,

una oración al Dios de mi vida.

A Dios, mi roca, le diré:

«¿Por qué me has olvidado?

¿Por qué ando enlutado bajo

la opresión del enemigo?»

Como quien traspasa mis huesos,

mis adversarios me afrentan,

mientras me dicen todos los días:

«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te abates, oh alma mía,

y te turbas dentro de mí?

Espera en Dios, porque aún he de alabarlo;

¡Él es mi salvador y mi Dios!

Salmo 139

Los salmos de la Biblia nos recuerdan que Dios es nuestro protector y proveedor. Él nos entiende mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos y siempre está ahí para mostrarnos su amor y bondad. Con Él a nuestro lado, podemos encontrar consuelo y seguridad en cualquier situación.

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;

desde lejos entiendes mis pensamientos.

Mi camino y mi descanso has considerado;

todos mis caminos te son conocidos.

Pues aún no está la palabra en mi lengua,

y tú, Jehová, ya la sabes toda.

Detrás y delante me rodeaste,

y sobre mí pusiste tu mano.

Tal conocimiento es demasiado

maravilloso para mí;

alto es, no lo puedo comprender.

¿A dónde me iré de tu Espíritu?

¿Y a dónde huiré de tu presencia?

Si subiere a los cielos, allí estás tú;

y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí,

allí tú estás. Si tomare las alas del alba

y habitare en el extremo del mar,

aun allí me guiará tu mano,

y me asirá tu diestra. Si dijere:

«Ciertamente las tinieblas me encubrirán;

aun la noche resplandecerá alrededor de mí»,

ni aun las tinieblas encubren de ti,

y la noche resplandece como el día;

lo mismo te son las tinieblas que la luz.

Porque tú formaste mis entrañas;

me hiciste en el vientre de mi madre.

Te alabaré; porque formidables,

maravillosas son tus obras; estoy maravillado,

y mi alma lo sabe muy bien.

No fue encubierto de ti mi cuerpo,

bien que en oculto fui formado,

y entretejido en lo más profundo de la tierra.

Mis embriones vieron tus ojos,

y en tu libro estaban escritas todas aquellas

cosas que fueron luego formadas,

sin faltar una de ellas.

¡Cuán preciosos me son, oh Dios,

tus pensamientos!

¡Cuán grande es la suma de ellos!

Si los contara,

serían más que la arena; si los contara,

más que las gotas de agua. Sonda, oh Dios,

mi corazón, examíname

y conoce mis pensamientos.

Ve si hay en mí camino de perversidad,

y guíame en el camino eterno.

Salmo 121

Siempre podemos contar con la asistencia de Dios y refugio de toda adversidad. Este salmo es un suave recordatorio de su cuidado y guía inquebrantables para garantizar que nos mantengamos alejados de las malas influencias.

Alzaré mis ojos a los montes;

¿de dónde vendrá mi socorro?

Mi socorro viene de Jehová,

que hizo los cielos y la tierra.

No dará tu pie al resbaladero,

ni se dormirá el que te guarda. He aquí,

no se adormecerá ni dormirá

el que guarda a Israel.

Jehová es tu guardador;

Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

El sol no te fatigará de día,

ni la luna de noche.

Jehová te guardará de todo mal;

él guardará tu alma.

Jehová guardará tu salida

y tu entrada desde ahora

y para siempre.

Los salmos de la Biblia pueden ser una fuente de luz para nosotros, incluso en nuestros momentos más oscuros. Nos brindan consuelo, coraje y optimismo que nos recuerdan que Dios siempre está ahí para escucharnos, pase lo que pase.

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